TE DIRÍA QUE FUÉRAMOS AL RÍO BRAVO A LLORAR PERO DEBES SABER QUE YA NO HAY RÍO NI LLANTO . ENTREVISTA DE LARGA DISTANCIA CON JORGE HUMBERTO CHÁVEZ


Con más de treinta años de trabajo en la literatura Jorge Humberto Chávez, ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes comparte con Exprés un poco más sobre su poemario ganador: Te diría que fuéramos al río Bravo pero debes saber que ya no hay río ni llanto. Con historias de la frontera y realidades en Ciudad Juárez, entre desamores, violencia y heroísmo puro de la ciudadanía, Jorge Humberto Chávez nos lleva a momentos cargados de sentimiento, asombro y maravilla en una inercia que no se detiene. 


¿Cómo surge esta compilación poética del norte?
Yo dejé de vivir en Ciudad Juárez en Enero del año 2011, y los últimos 10 años que viví en Ciudad Juárez los viví como funcionario público, yo era Subsecretario de Cultura y mi obra entró en una especie de receso. Se publicó por ejemplo en el año 2003 una antología de mi en Estados Unidos, en 2004 se publicó un libro en Quebec, Canadá, en francés. Pero esos  dos libros son recopilación de obra anterior.  En 2009 sale un libro mío nuevo que se llamó Ángel. Desde que empezó el gobierno de Calderón en Ciudad Juárez empezó a desplomarse la vida civil, yo pensé que no íbamos a llegar  a los extremos que llegamos, por decirte algo, en el año 2006 el promedio de ejecuciones por día era de 4, para el año 2010 era de 15 personas por día. Me tocó ver a mi, por ejemplo, en el año 2007, me tocó ver cuatro ejecuciones en todo el año.  Pero en 2008 vi dos en Enero y dos en Febrero, fue la locura. Me topé yo, me topaba yo, es un asunto que les pasó a muchísimas personas en Ciudad Juárez. Como dice uno de los poemas, una de las crónicas, primero era impersonal, sabías tu que habían matado a cuatro muchachos en la zona oriente de la ciudad, después era algo más cercano hasta que los amigos y los familiares empezaron a caer. Ejemplos: Hay un periodista al que le decíamos “El Chocorrol”, “El Choco”, él muere ejecutado, es el primer amigo que muere ejecutado. Dos sobrinos míos y su padre fueron ejecutados los tres en el mismo evento, en el patio de su casa, solamente dejaron con vida a mi prima hermana. Yo me vengo aquí a San Luis Potosí con la idea de escribir ese libro, donde yo pueda narrar esa caída lamentable de la ciudad, de la vida civil, pero en 2011 ya en SLP me la paso descansando, viajando y bebiendo vino tinto. En el año 2012 me encuentro, en mi computadora, un mensaje para mi mismo que dice: Debo reseñar los hechos violentos  de Ciudad Juárez en un libro de poesía. Y entonces empiezo a buscar el verso, en primer lugar. Tengo muchos datos  y mucha información periodística de los hechos muchas notas que tomé  a lo largo de cuatro años y después me dedico a buscar el verso. Encuentro el verso en un bar en Austin. El versículo que tu ves en los textos, ese verso alargado y que tiene un ritmo sinuoso con un lenguaje muy seco,  muy desprovisto de imágenes y de palabras bonitas, ese tipo de verso lo construí en Austin y entonces comienzo a escribir. Lo escribo todos los días entre  las cinco y diez de la mañana y duré escribiéndolo de Julio a Octubre del año 2012 y lo escribo específicamente para poder ganar el premio Aguascalientes y diseño el libro, lo preparo, lo diseño y lo formo pensando en que sea un poemario que sea difícilmente abatible en un concurso de este tamaño. Yo sabía que la traía, pero me aseguré de que fuera un librazo desde el principio. Lamento decirlo sí, eso no debe de decirse pero así fue. Recuerdo que el libro yo se lo mostré a tres personas, a Saúl Castro que está en el Centro de las Artes, a Luis Alberto Arellano, que es mi amigo, él catedrático y a Joaquín Cossío, actor de cine, a los tres les dije voy por el Aguascalientes, todos me decían  -¿qué va a pasar si no lo ganas?- pues hacemos unas fiestotas. Y es así cómo escribí el libro, la primera y la segunda parte son temas de la violencia, que es una violencia oficial, es una violencia que se desata a través de errores de gobiernos lamentables y de toda una historia de depredación política y económica en Ciudad Juárez y también si te das cuenta se tocan, en la segunda parte del libro, los temas de la frontera, de la infancia en la frontera, incluso hay elementos históricos, más o menos, desde 1911 hasta la fecha. Un poco también se nota ese transvasamiento cultura que hay entre Estados Unidos y una frontera mexicana que es la última del país, o la primera de América, como la quieras ver. Las influencias del rock, de la guerra de Vietnam, de esta violencia soterrada de la sociedad estadounidense, de nuestra violencia política en el país. La tercera parte y la cuarta son poemas de autopistas y son poemas de descensos de personas, de descensos  emotivos, no es casual que yo describa en la primera parte cómo la ciudad cae, y en la última parte cómo las personas caen. Hay una metáfora que me gusta mucho que está en uno de los poemas que dice que una pareja se disputa los muebles de su casa mientras afuera hay un hombre con cuatro tiros en el pecho. Por ejemplo ese echo es real, yo estaba casado con una muchacha en Ciudad Juárez y un día tuvimos una fuerte discusión que terminó en una amenaza de divorcio, yo llegué a mi casa en mi carro y no me dejaban pasar porque había un muerto, un ejecutado a la vuelta de mi casa, llegué yo con mi coche, llegué a la cochera y me dijo mi  chava, que horas son de llegar, tenemos una cita y tenemos que llegar a no se dónde, yo le dije mira, no salgas ahorita espérate un par de horas, una hora, -nomás me falta eso- y empezó la bronca, ¿cómo le dijo delante de mi  hija que hay un tipo muerto a la salida del estacionamiento? Y yo pensaba cómo es posible que estemos viendo un desastre urbano inédito, y que nunca se me va a olvidar, y que al mismo tiempo las personas estemos también en descensos amorosos donde no cabe nada más que el desamor, era increíble. Entonces el libro juega esas posibilidades.  

¿Cómo llegas al título del libro? Te diría que fuéramos al río bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto.
El título es un verso emblemático de todo el libro porque el libro está echo con un lenguaje muy frío y las atmósferas son descriptivas, precisas, secas, hay elementos, hay imágenes visuales, un perro que cruza una calle, llega una música, pero nunca se cae en el discurso, en una onda lírica, es como si el autor no sintiera lo que está escribiendo.  En el caso concreto de este verso está aplicado al caso de una mucha a la que ejecutan, una mujer en la colonia el Campanario, llegan por ella en la noche, llegan dos tipos por ella y le tocan, la mujer sale y le dicen que van por ella. Ella es una vendedora de marihuana y está vendiendo marihuana en el lado equivocado, le dicen – te vamos a llevar y te vienes con nosotros, no vas a volver- y la mujer les dice que va a llamar a la policía y le dicen, -ok, si sales tu por tu propio pie nada  más te llevamos a ti pero si te quedas tiramos la puerta a balazos y vamos por ti y tu marido, tu elije.- Heroicamente la mujer sale y salva la vida de su esposo. Al día siguiente la avientan en al calle, en su mismo domicilio con la cabeza “taipiada” totalmente. A esa mujer es a la que yo le digo, y en ese verso final describo su drama personal. Me di cuenta que  seria el verso que definía todo el libro. 

¿Cómo fue escribir el libro, ya al salir de Ciudad Juárez?
El libro cuando lo escribí me costó mucho trabajo, porque no es fácil. Hay una emoción estética cuando estás escribiéndolo. Simplemente dejaba de escribir y decía - que barbaridad qué estoy escribiendo.- Me tomaba un café y me serenaba un poco. En muchas ocasiones me ganó el llanto. Porque me parecía muy dramático lo que estaba haciendo. Es una épica muy dramática. Pero también tenía la obligación de escribirlos, de trabajar, en mi caso yo soy un autor maduro, he escrito diez libros, y yo sé muy bien que cuando hay que trabajar, hay que trabajar. Es como si me pagaran por cantar y me pongo a llorar cantando, no marches, ni modo, tomas un café, te serenas y vuelvo a escribir. Importante hacer eso porque a veces dejas el texto por alguna razón y luego quieres volver a el y la fuerza ya se fue, para mi era muy importante no perder el impulso, de modo que empezaba un texto y lo terminaba en la misma noche. Al día siguiente en la mañana era una revisión de lo anterior y luego el texto de ese día, y bueno estaba en una especie de ímpetu creativo, donde quiera que estuviera tomaba notas y al día siguiente en la mañana me ponía a escribir, no falté ninguna mañana a mi cita con la computadora, ni aunque estuviera crudo.

¿Con qué poema te quedarías? 
Hay un poema que se llama Manejo un Honda  Blanco por el Palacio de la Luna, ese poema está escrito combinando versículos, verso blanco, libre y prosa. Y claro que hubo como cincuenta críticas publicadas aquí en México y en América Latina de ese libro y yo estaba esperando que alguien descubriera eso y sí, hubo un crítico de Chihuahua que centra su análisis en el manejo del verso, muy inteligente mente, y dice que hay un poema donde yo tengo un catálogo del uso del verso, dice: es un texto que en su estructura es impresionante, entonces tu puedes leer el libro y decir que emociones encuentras, pero lo más importante es que hay una literatura hecha, construida con una forma estética para decir cosas y ese texto para mi es emblemático del manejo del verso. Y bueno hay otros poemas que a mi no me gusta tanto la crónica  del cementerio de París, Père Lachaise; por alguna razón ese texto a mis amigos escritores les parece espléndido, dicen, ¿cómo es posible que escribas así?, hay personas que me escriben y yo respeto mucho esas diferencias donde me dicen cosas que me sorprenden mucho. El libro ya va en su segunda reimpresión, se han hecho tres mil ejemplares de el, me lo acaban de pedir para publicar en Estados Unidos y lo que este libro tubo de bueno para mi fue que mucha gente ya en Ciudad Juárez me daba por muerto. Como te dije yo era funcionario, renunció en 2010 y en ningún momento  pienso románticamente dedicarme a mi obra, vengo para acá a trabajar pero de pronto con el tiempo libre que tengo me pongo a recordar súbitamente lo que pasó. Yo creo que la lejanía, a verme alejado de Juárez como lo hice, porque yo dejé allá: casa, carro, dejé familia, amigos, empleo, dejé todo, incluso a mi esposa. Me conseguí una novia y me vine para acá, todo nuevo, amigos nuevos, casa, todo. Y esa renovación era necesaria para mi y tomar distancia del gran drama que me tocó vivir y también de mi Ciudad, la nostalgia por mis hijos, todo eso empezó a fermentar.

¿A que va a leer el público?
Lo que va a encontrar es un libro honesto, en el sentido de que siendo ficción, tiene un principio de veracidad, por ejemplo en los poemas de la frontera, yo cuento y narro en forma de poemas hechos que a mi me maravillaron y que no puedo olvidar, por ejemplo ese Impala Blanco Convertible que un día entró a la calle donde yo vivía, conducía un soldado alto, mexicano,  claro él era ciudadano americano, se llamaba Juan y este hombre llega y se para en la casa de su novia, su novia sale a un porchecito que había ahí y simplemente se despiden. Él se va a la Guerra de Vietnam, se va en su carro y la mujer se queda llorándolo. Yo decía que maravilla, la guerra tiene lados heroicos muy interesantes, lados humanos, yo decía ojalá y este cabrón regrese, que malo sería que lo mataran en Vietnam; un año duran los soldados en servicio en EU, al año siguiente regresó en su mismo carro. Entonces cosas como esas yo las viví;  cuando me enteré por ejemplo me enteré de la matanza del 68 yo me enteré como dos, o tres años después a los trece años o doce. Es lo que yo viví es lo que yo convertí en una comunicación poética en el libro, la violencia fue algo que me tocó vivir en ese época y también esta clase de caídas amorosas que se describen en el libro, son todas mías, creo que todo mundo vive cosas importantes pero la ventaja que yo tengo es que las puedo escribir. 

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